La Soka Gakkai es heredera de un legado espiritual iniciado por Shakyamuni hace unos 2500 años y continuado por maestros budistas de la India, la China y el Japón, cuya culminación más profunda se observa en las enseñanzas de Nichiren Daishonin (1222-1282).

Los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), Josei Toda (1900-1958) y Daisaku Ikeda (1928-2023), han llevado adelante la tarea de reavivar el budismo Nichiren en la época contemporánea y han creado la base para su desarrollo como filosofía inclusiva y global. El compromiso mancomunado que los ha unido en esta labor ejemplifica la relación de maestro y discípulo que postula el budismo.

La Soka Gakkai (literalmente «Sociedad para la Creación de Valor») fue fundada el 18 de noviembre de 1930, como un grupo de estudio de educadores. Inicialmente se llamó Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad para la educación creadora de valor). Su fundador y primer presidente, Tsunesaburo Makiguchi, fue un autor y educador inspirado en el budismo de Nichiren y dedicado apasionadamente a la reforma de la educación japonesa. Su teoría de la educación creadora de valor se centró en el desarrollo del pensamiento independiente y el potencial ilimitado de cada niño.

[© Seikyo Shimbun]

El 18 de noviembre de 1930, fecha de la publicación del primer volumen de la Soka kyoikugaku taikei (El sistema de pedagogía de creación de valor) de Makiguchi, se ha llegado a considerar como el día de la fundación de la Soka Gakkai.

El énfasis de Makiguchi en el pensamiento independiente sobre el aprendizaje de memoria en la educación desafió a las autoridades japonesas de la época, que veían el papel de la educación como moldeador de dóciles servidores del estado. Makiguchi y su discípulo más cercano, Josei Toda, lideraron el desarrollo de la Soka Kyoiku Gakkai desde sus orígenes como un grupo de educadores dedicados a la reforma educativa en una organización con una membresía más amplia de varios miles, con un enfoque en la propagación del Budismo de Nichiren como un medio para reformar la sociedad a través de la transformación individual.

La década de 1930 vio el surgimiento del nacionalismo militarista en Japón, que culminó con la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial en 1941. El gobierno impuso la religión sintoísta estatal a la población como un medio para glorificar su guerra de agresión y reprimió todas las formas de disidencia. La negativa de Makiguchi y Toda a comprometer sus creencias y prestar apoyo al régimen llevó a su arresto y encarcelamiento en 1943 como «criminales del pensamiento». Debido a la represión del gobierno, la organización se desarmó.

A pesar de los intentos de sus interrogadores por persuadirlo de sus principios, Makiguchi se mantuvo firme en sus convicciones y murió en prisión el 18 de noviembre de 1944.