Cada uno de los miembros de la Soka Gakkai tienen en su hogar un altar frente al cual realizan la práctica diaria. La ubicación del mismo es distinta para cada persona de acuerdo al espacio y el lugar con el que contemos, pero siempre teniendo en cuenta que es el lugar donde decidimos nuestra felicidad.
El mismo consta de dos partes, una mesa de ofrendas y el mueble de dos puertas llamado Butsudan, donde se encuentra el Gohonzon.

Elementos que componen el altar

 

Los elementos del altar son:

 
  • Agua fresca:
    Este es un elemento esencial para la vida. Se ofrenda una copa de agua fresca todos los días por la mañana, que luego se retira por la noche.
  • Frutas o alimentos:
    Representa la ofrenda de alimento, que también es fundamental para el desarrollo de la vida. Este puede consistir de frutas o de alimentos envasados y pueden renovarse luego de un tiempo.
  • Plantas de hojas verdes:
    Se colocan 1 o 2 plantas con hojas verdes, que representan la fuerza vital vibrante y la pureza eterna.
  • Velas:
    Las velas son una ofrenda de luz, que se prenden durante la ceremonia del gongyo. Los escritos budistas comparan la ofrenda de luz con la sabiduría que disipa la oscuridad de la ignorancia.
  • Incienso:
    El incienso representa la ofrenda de fragancia. Como sucede con todas las ofrendas, ofrecer incienso al Buda es una expresión de gratitud, no una exigencia. Si uno es alérgico o el aroma del incienso le resulta desagradable, es perfectamente aceptable no ofrecerlo.
  • La campana:
    El tañido de la campana constituye la ofrenda de sonido. Además nos permite dar inicio y fin a la ceremonia del daimoku.
 
  • Butsudan:
    Es donde se encuentra entronizado el Gohonzon, que es el objeto de devoción fundamental, frente al cual se realiza la práctica budista. El mismo se encuentra colocado en la pared, aproximadamente a la altura de los ojos, estando sentados.

En definitiva, lo importante es mantener la convicción de que las ofrendas sinceras al Gohonzon y al budismo constituyen “actos virtuosos”, que sembrarán beneficios y buena fortuna en la vida de cada persona. En ese sentido, aún las simples formalidades como la ofrenda de verde o de incienso, mientras estén fundadas en la sinceridad, son una manera de poner en práctica la fe.

Agua fresca:

Este es un elemento esencial para la vida. Se ofrenda una copa de agua fresca todos los días por la mañana, que luego se retira por la noche.

Hojas verdes y frutas:

Se colocan 1 o 2 plantas con hojas verdes, que representan la fuerza vital vibrante y la pureza eterna.
Respecto a las frutas, representan la ofrenda de alimento, que también es fundamental para el desarrollo de la vida. Este puede consistir de frutas o de alimentos envasados y pueden renovarse luego de un tiempo.

Velas:

Las velas son una ofrenda de luz, que se prenden durante la ceremonia del gongyo. Los escritos budistas comparan la ofrenda de luz con la sabiduría que disipa la oscuridad de la ignorancia.

El incienso:

El incienso representa la ofrenda de fragancia. Como sucede con todas las ofrendas, ofrecer incienso al Buda es una expresión de gratitud, no una exigencia. Si uno es alérgico o el aroma del incienso le resulta desagradable, es perfectamente aceptable no ofrecerlo.

La campana:

El tañido de la campana constituye la ofrenda de sonido. Además nos permite dar inicio y fin a la ceremonia del daimoku.

El Butsudan:

Es donde se encuentra entronizado el Gohonzon, que es el objeto de devoción fundamental, frente al cual se realiza la práctica budista. El mismo se encuentra colocado en la pared, aproximadamente a la altura de los ojos, estando sentados.

En definitiva, lo importante es mantener la convicción de que las ofrendas sinceras al Gohonzon y al budismo constituyen “actos virtuosos”, que sembrarán beneficios y buena fortuna en la vida de cada persona. En ese sentido, aún las simples formalidades como la ofrenda de verde o de incienso, mientras estén fundadas en la sinceridad, son una manera de poner en práctica la fe.