Comodoro Rivadavia

 

Esta ciudad perteneciente a la provincia de Chubut, está asentada entre la meseta y el mar, y su casco céntrico está localizado al pie del legendario Cerro Chenque. Con el compromiso de no dejar a nadie atrás, los miembros de la Soka Gakkai de Comodoro se están desafiando en brindar cálidas palabras de aliento en su comunidad.

Comodoro Rivadavia es la ciudad más poblada de la provincia de Chubut en la patagonia Argentina. Es un importante polo comercial y distribuidor, debido a su gran influencia en el mercado internacional del petróleo. El imponente Cerro Chenque, símbolo de la cultura de la ciudad y de su historia, es de referencia para los comodorenses y ofrece vistas panorámicas deslumbrantes de la ciudad. La misma tiene una característica peculiar, y es que allí funciona el parque eólico más grande de Sudamérica. Esto se debe a que la región es conocida por sus fuertes vientos, la cual llega a tener un promedio de velocidad de más de 25,8 kilómetros por hora. Estos parques eólicos aprovechan esta característica para brindar energía a toda la ciudad y cuidar el medio ambiente.

Comodoro Rivadavia también tuvo que atravesar tiempos de vientos feroces que desafiaron a sus habitantes a sacar a relucir su humanismo y convicción. En el año 2017, más precisamente un 29 de marzo, se vivió el temporal de lluvia más intenso registrado en la historia de la provincia, destruyendo casas y generando pérdidas irremediables en varias familias. Después de un período de reconstrucción de la ciudad, se sumó el gran desafío de la pandemia del coronavirus, que dejó sin turismo a toda la región, siendo este uno de sus principales ingresos.

Así como los parques eólicos aprovechan los rudos vientos para convertirlos en energía que abastece y beneficia a la ciudad, los miembros de la Soka Gakkai de Comodoro Rivadavia se vienen esforzando de todo corazón para transformar, como afirma el budismo, “el veneno en remedio”. A través del desafío que presentó el distanciamiento social producto de la pandemia del coronavirus, con gran espíritu de búsqueda aprendieron a utilizar las nuevas tecnologías y realizaron encuentros online para que nadie quede sin ser alentado.

 A través de concretar grandes pruebas reales basados en el desafío en el daimoku y revertir situaciones adversas o concretar objetivos propuestos, los miembros de Comodoro reconfirmaron su agradecimiento de practicar este budismo y se desafiaron a lo largo de estos años en generar vínculos de confianza y amistad compartiendo las palabras de aliento del maestro Ikeda para contribuir positivamente en su comunidad. Tal fue su esfuerzo y su grandioso corazón que en el año 2013 concretaron que el maestro Ikeda fuera reconocido por el Concejo Deliberante de Comodoro Rivadavia con la distinción “Cerro Chenque”, la cual se reserva para destacar a personas o instituciones de impacto social o cultural. Cabe resaltar, que esta distinción, hasta ese momento, únicamente se había entregado a residentes de la ciudad, o personas que hayan ejercido una acción concreta en la región. Esto fue motivo de una inmensa alegría tanto para los miembros de Comodoro como para toda la familia Soka de la Argentina, inspirando y alentando a muchas personas.

Los miembros de Comodoro no titubean ante los fuertes vendavales o los propios problemas personales. Todos tienen el deseo de que cada comodorense sea realmente feliz Gracias a este sincero corazón, es que muchas personas volvieron a tomar contacto a través de las reuniones virtuales después de mucho tiempo en medio de la cuarentena por el coronavirus.

Comodoro Rivadavia también tuvo que atravesar tiempos de vientos feroces que desafiaron a sus habitantes a sacar a relucir su humanismo y convicción. En el año 2017, más precisamente un 29 de marzo, se vivió el temporal de lluvia más intenso registrado en la historia de la provincia, destruyendo casas y generando pérdidas irremediables en varias familias. Después de un período de reconstrucción de la ciudad, se sumó el gran desafío de la pandemia del coronavirus, que dejó sin turismo a toda la región, siendo este uno de sus principales ingresos.

Así como los parques eólicos aprovechan los rudos vientos para convertirlos en energía que abastece y beneficia a la ciudad, los miembros de la Soka Gakkai de Comodoro Rivadavia se vienen esforzando de todo corazón para transformar, como afirma el budismo, “el veneno en remedio”. A través del desafío que presentó el distanciamiento social producto de la pandemia del coronavirus, con gran espíritu de búsqueda aprendieron a utilizar las nuevas tecnologías y realizaron encuentros online para que nadie quede sin ser alentado.

A través de concretar grandes pruebas reales basados en el desafío en el daimoku y revertir situaciones adversas o concretar objetivos propuestos, los miembros de Comodoro reconfirmaron su agradecimiento de practicar este budismo y se desafiaron a lo largo de estos años en generar vínculos de confianza y amistad compartiendo las palabras de aliento del maestro Ikeda para contribuir positivamente en su comunidad.

Mención Honorífica Municipal "Cerro Chenque" al maestro Daisaku Ikeda, Julio del año 2013.

Tal fue su esfuerzo y su grandioso corazón que en el año 2013 concretaron que el maestro Ikeda fuera reconocido por el Concejo Deliberante de Comodoro Rivadavia con la distinción “Cerro Chenque”, la cual se reserva para destacar a personas o instituciones de impacto social o cultural. Cabe resaltar, que esta distinción, hasta ese momento, únicamente se había entregado a residentes de la ciudad, o personas que hayan ejercido una acción concreta en la región. Esto fue motivo de una inmensa alegría tanto para los miembros de Comodoro como para toda la familia Soka de la Argentina, inspirando y alentando a muchas personas.

Los miembros de Comodoro no titubean ante los fuertes vendavales o los propios problemas personales. Todos tienen el deseo de que cada comodorense sea realmente feliz. Gracias a este sincero corazón, es que muchas personas volvieron a tomar contacto a través de las reuniones virtuales después de mucho tiempo en medio de la cuarentena por el coronavirus, con la decisión de ser generadores de esperanza y fortaleza en su comunidad.