Hacer feliz a la persona que está delante nuestro
¿Por qué nos acercamos a dialogar?
Es para hacer feliz a la persona que está delante de uno.
Este es el espíritu esencial del budismo desde la época de Shakyamuni,
que también sostuvo el buda original del Último Día de la Ley Nichiren Daishonin y
es el anhelo fundamental del Buda que hereda nuestra Soka Gakkai.
“La tradicional lucha de febrero”,
es la emocionante epopeya de la expansión del diálogo,
que inició a partir de que cada persona despertó a su misión como bodisatva de la tierra
y se ha puesto de pie de resueltamente.
“Por la felicidad de aquel amigo”,
“por el crecimiento de nuestros sucesores”.
Mientras oramos profundamente por cada una de estas cuestiones,
con paso ligero nos imbuimos a la primera línea.
Sostenemos continuamente
la repetición de esta “oración igual a la acción”.
Lo que conmueve el corazón de las personas
no es la habilidad del arte del habla,
ni las palabras despampanantes.
Lo que moviliza el corazón de nuestros amigos es
la desesperación de “¡ponte de pie! ”que emerge de nuestra vida.
El aliento es la inspiración del espíritu surgido del ardiente ichinen.
Cada persona batalla contra las preocupaciones de la vida cotidiana
que enfrenta en su realidad,
y va transformando su estado de vida.
Fuera de esta órbita,
no existe el camino de la transformación de la sociedad y
del establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.
El gran sendero que abre la revolución humana y es este punto de partida
es el “aliento” a una persona.
La persona alentada se pone de pie y
entrega el testimonio de aliento a la persona que tiene delante.
Ésta, continúa entregando el testimonio de aliento a la siguiente.
Esta carrera de la fe es la que
propulsa el impulso de carrera de revolución humana de cada persona.
