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Con motivo del equinoccio de otoño1, mi esposa Kaneko y yo hicimos el gongyo juntos y entonamos Nam-myoho-renge-kyo en memoria de los difuntos. Hemos ofrecido nuestras oraciones más solemnes por la eterna felicidad de todos los que, en vida, han contribuido a la noble gesta del kosen-rufu. Asimismo, hemos orado fervorosamente por la seguridad y la protección de todos nuestros preciados miembros, en estos tiempos en que la sociedad se ve expuesta a un sinfín de calamidades.

Nichiren Daishonin declaró: «Ahora que ha comenzado el Último Día de la Ley, yo, Nichiren, soy el primero en iniciar en todo Jambudvipa [el mundo entero] la propagación de los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo. […]. Discípulos míos, ¡formen filas y síganme: ¡superarán incluso a [eminentes discípulos de Shakyamuni como] Mahakashyapa o a Ananda, [y a grandes maestros budistas como] T’ien-t’ai o a Dengyo!».2

El 18 de noviembre de 1930, unidos por el compromiso de maestro y discípulo, nuestros dos primeros presidentes Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda establecieron la Soka Gakkai, abrazando el gran juramento del kosen-rufu mundial proclamado por el Daishonin, que es la paz mundial y la felicidad de todas las personas.

Treinta años después, el 2 de octubre de 1960, me lancé al mundo en mi viaje de maestro y discípulo, con el mismo juramento que mis dos predecesores.

Eso ocurrió en plena Guerra Fría; sin embargo, con la mirada puesta en el lejano futuro, pensando en transformar el karma de toda la humanidad, salí al encuentro de personas que vivían a merced del sufrimiento y de las dificultades en países como los Estados Unidos, el Canadá y el Brasil. Muchos de ellos estaban lidiando contra la soledad, la desesperanza o condiciones que no les permitían siquiera costearse la vida.

Orando seriamente por su bienestar, las alenté a tomar conciencia de que todas ellas habían hecho un juramento como Bodisatvas de la Tierra, y que esa dimensión estaba latente en lo profundo de su ser.

Hablamos de que, en el budismo Nichiren, la oración significa entonar Nam-myoho-renge-kyo con un firme compromiso. En otras palabras, comprometernos a hacer nuestra revolución humana y a impulsar el kosen-rufu en los lugares donde estamos —a los cuales nos unen profundos lazos kármicos—, y hacer daimoku para poder dar lo mejor en el cumplimiento de estas metas. Con la fuerza de la fe, activamos nuestra sabiduría, desplegamos creatividad y esfuerzo ante los desafíos, y damos pruebas tangibles de victoria. Y con la fuerza de la práctica, ejercitada sin flaquear, sacudimos nuestra apatía resignada, y convertimos el karma en misión.

La oración que propone el budismo Nichiren es un giro revolucionario con respecto al tipo de fe dependiente que lleva a la gente a depender de las plegarias de los sacerdotes, o a esperar pasivamente que los rezos se cumplan por obra y gracia divina.

El juramento, en cambio, es algo que uno mismo expresa, en forma activa y autónoma. Nuestro daimoku, imbuido de ese compromiso, reverbera con potencia en el nivel más profundo de nuestra vida; es el sonido que prevalece sobre la ignorancia fundamental y revela nuestra naturaleza primordial, iluminada en forma innata.

Desde que di aquel primer paso hacia el kosen-rufu mundial, han pasado seis décadas. El daimoku de nuestros camaradas en cada lugar, imbuido de ese juramento colectivo, hoy abraza el planeta entero, con potencia y magnanimidad.

Ahora, finalmente ha llegado la hora en que, junto a los jóvenes del mundo, iniciemos un nuevo tramo en el viaje del maestro y los discípulos, encendiendo ardientemente la antorcha de nuestro juramento en bien del kosen-rufu.


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Durante la asamblea donde el buda Shakyamuni expone el Sutra del loto, los discípulos juran ante él dedicarse a propagar la Ley Mística.

Cuando uno adopta como misión personal el gran juramento de permitir a todos los seres lograr la iluminación, activa en su propia vida el poder y la sabiduría del estado de budeidad.

En particular, los Bodisatvas de la Tierra enuncian un compromiso valiente e imperturbable, incluso después de escuchar al Buda describir los seis actos difíciles y nueve actos fáciles3 y advertir sobre los tres enemigos poderosos4, para ejemplificar la tremenda dificultad de propagar la enseñanza correcta en el Último Día de la Ley.

Hace setenta y cinco años (el 3 de julio de 1945), el señor Toda salió de la cárcel con el espíritu invencible de un Bodisatva de la Tierra, decidido a perpetuar el legado de su mentor Makiguchi, que había muerto como prisionero de conciencia en defensa de su fe budista. Así, inició el desafío de transmitir sin reservas la Ley Mística, con el mismo corazón de la proclama que hizo el Daishonin en La apertura de los ojos:


Declararé lo siguiente: que las deidades me abandonen; que todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi vida por la Ley. [...] Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del Japón. ¡Este es mi juramento, y jamás lo abandonaré!».5


Este es el espíritu de la Soka Gakkai, perfectamente alineado con la intención del Buda.

Nuestra organización es una asamblea de Bodisatvas de la Tierra dedicados a lograr el kosen-rufu propagando la Ley Mística con altruismo. Seguiremos esforzándonos por vivir fieles a nuestro juramento, con un estado de vida indómito y valiente. Lo haremos unidos a todos los budas y Bodisatvas de las diez direcciones y de las tres existencias, en una infinita y gigantesca red de conexiones que trasciende los límites del tiempo y del espacio.


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Mi esposa leyó conmovida la carta de una joven, publicada recientemente en la columna «La voz de los lectores» del Seikyo Shimbun, el diario de la Soka Gakkai.

Allí ella contaba que su bisabuela había decidido ingresar en la organización al término de una reunión de diálogo celebrada en agosto de 1952 en Sakai (ciudad de la prefectura de Osaka, en la región de Kansai), en la cual yo había estado presente.

Tengo recuerdos inolvidables de ese encuentro, porque tuvo lugar en mi primer viaje a Kansai y había sido mi esfuerzo inaugural en esa región. En esa oportunidad, hablé de la grandeza del señor Toda, nuestro mentor, y conté que gracias a la práctica había podido superar la tuberculosis. También dije que el budismo Nichiren sin falta se difundiría en todo el mundo y que, en el futuro, existirían escuelas dedicadas a la educación creadora de valores de la Soka.

Por pequeña que sea la reunión, cuando uno dialoga con los demás sobre el budismo Nichiren, su palabra actúa como una causa externa positiva que hace germinar la semilla de la budeidad en la vida de los otros. Este esfuerzo, espléndido como una gema preciosa, se convertirá en «el único recuerdo que quedará de nuestra existencia en este mundo humano».6

La joven destacaba que, de las cuatro generaciones de miembros de su familia, su bisabuela había sido la primera en recorrer el camino Soka de la lucha compartida por el maestro y los discípulos. Además, contaba que ella misma estaba avanzando en unión con sus camaradas de fe con miras a la Reunión Mundial de Jóvenes (del 27 de setiembre).

Nuestros miembros pioneros jamás se apartaban de su juramento en bien del kosen-rufu, decididos a no dejarse vencer por nada. Eso era lo que les permitía perseverar con increíble fortaleza en un contexto de dificultades extremas. Esa determinación es la que, hoy, han heredado nuestros jóvenes invalorables. Enfrentados a la pandemia del covid-19 y a un sinfín de dificultades que esta situación acarrea, están creando valor activamente y abriendo el camino a una era siempre victoriosa, con la pasión y la energía que caracteriza a los jóvenes ciudadanos globales consagrados al kosen-rufu mundial.

Esta próxima Reunión Mundial de Jóvenes se llevará cabo de manera virtual, y permitirá unir a las juventudes del mundo en una sola legión de Bodisatvas de la Tierra, al igual que en la «asamblea sobre el Pico del Águila»7.8

¿Qué es lo que nos conecta y nos acerca a los demás, pese a las distancias geográficas o físicas que nos separan? Es nuestra inmensa mente o pensamiento, que abarca el cosmos entero; es la función más recóndita de la vida, dotada de un potencial ilimitado.

Nada es más fuerte o más noble que el sincero deseo de alentar a otro ser humano y que el diálogo abierto con el propósito genuino es comunicarse con los demás. Cuando deseamos el bienestar del otro y ponemos en juego la sabiduría de la Ley Mística que funciona de acuerdo con las circunstancias cambiantes, encontramos sin falta la forma de conectarnos con la vida de esa persona.

Nuestro desafío es traspasar el relevo de ese juramento del kosen-rufu a través de las épocas, las generaciones y las fronteras nacionales, y extender un arcoíris de esperanza que ilumine el firmamento sobre nuestro planeta azul.

Aplaudo y admiro a los jóvenes —que se han puesto de pie a hacerse responsables del siglo xxi— por el tremendo desafío que han asumido [con esta Reunión Mundial de Jóvenes], un experimento que ilustrará con pruebas visibles los beneficios del budismo Nichiren. Orgullosos de mostrar al mundo su espíritu invencible, a través de esta causa están contribuyendo extraordinariamente a los festejos triunfales del centenario de la Soka Gakkai (en 2030).


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El año 1960, inicio de mis viajes al extranjero por el kosen-rufu mundial, coincidió con el séptimo centenario de un tratado de reconvención que Nichiren Daishonin escribió a las autoridades, titulado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra. Ese año, entonces, marcó el comienzo de la travesía de maestro y discípulo con el fin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz del mundo entero».

Desde entonces, he participado en diálogos para unir a la familia global con miras a asegurar «el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio»9, trascendiendo fronteras culturales, étnicas y religiosas; en ese esfuerzo, he construido puentes de confianza inquebrantable uniendo a las personas de vida a vida.

Recuerdo el intercambio que mantuve con una de estas personas, mi amigo Aurelio Peccei (1908-1984), cofundador y primer presidente del Club de Roma, un reconocido centro de estudios globales.

El doctor Peccei fue uno de los primeros en identificar las amenazas que se cernían sobre el ambiente natural. Así y todo, conservó una mirada optimista del futuro, porque tenía conciencia del potencial inagotable de la humanidad. En nuestro diálogo, se mostró convencido de que la revolución humana que saca a la luz nuestro potencial interior era fundamental para lograr un progreso positivo en bien de la sociedad humana.10

Hace poco (el 17 de setiembre), leí con gran satisfacción una entrevista publicada en el Seikyo Shimbun a la doctora Mamphela Ramphele, actual copresidenta del Club de Roma y destacada activista social sudafricana. En la nota, afirmaba que la revolución humana era la clave para superar las crisis que afligían al mundo de hoy y para configurar una nueva civilización. La doctora Ramphele, al igual que el doctor Peccei, deposita grandes esperanzas en los jóvenes. Estoy seguro de que a ambos les haría felices saber que la juventud global Soka está trabajando junto a muchas otras organizaciones, en alianza con las Naciones Unidas, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Nuestros jóvenes son, sin duda alguna, los «pilares de la paz», los «ojos de la educación» y el «gran navío de la cultura».


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La nueva canción mundial de los jóvenes de la Soka Gakkai [Eternal journey with Sensei (El eterno viaje con el maestro)], presentada al público recientemente (a fines de agosto), dice en una parte de la letra:


Tú y yo, volemos juntos por el cielo matinal.
Trabajemos sin descanso, sin dejar a nadie atrás.
¡De pie, hacia delante, avanzando un paso más!


En el Sutra del loto hay una parábola que recalca la importancia de avanzar hacia delante. En mitad de un viaje largo y peligroso, un grupo de viajeros se cansa de seguir andando y decide regresar. El guía de la caravana emplea su sabiduría y señala un destino que está a corta distancia (la ciudad fantasma). Allí, descansan tranquilos y despiertan con la alegría renovada. Cuando han recobrados las fuerzas, el guía les dice: «Ahora, poneos en marcha»11. Los insta a reanudar el camino y a avanzar hacia el verdadero destino de la tierra de los tesoros (que es el estado de budeidad).

Basado en esta analogía, el Daishonin señala que mientras sus discípulos estén unidos a él, llegarán sin falta a la tierra de los tesoros.12

No existe alegría más grande que avanzar junto a los jóvenes «capaces de heredar el espíritu del Sutra del loto».13


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En octubre de 1985, viajé a la región japonesa de Chubu. Con motivo de mi visita al Centro de Conferencias de Mie, los miembros de la División de Jóvenes construyeron una pequeña estructura en el terreno de ese lugar, que denominaron «Academia de los Jóvenes», para que ofreciera allí mis sesiones de estudio. Con el deseo de agradecerles, inscribí para ellos varias obras caligráficas; entre ellas, una con la palabra Michi (Camino) y otra que dice Shitei-zan (Montaña de maestro y discípulo).

En esa oportunidad, también inscribí la caligrafía Chikai (Juramento), que hoy quiero dedicar a los miembros de la División de Jóvenes y de la División Futuro de todo el mundo, que se han puesto de pie en absoluta unión.

Un juramento nos da alas. Cuando lo proclamamos, emprendemos el vuelo más digno y honorable de nuestra juventud.

Un juramento crea un camino. Cuando nos unimos a él abrigando una misma promesa, se despliega la más hermosa de las redes humanas.

Un juramento nos inspira y nos da esperanza. Cuando nos esforzamos por cumplirlo, iluminamos el futuro con nuestro glorioso sol interior.

Amados discípulos míos que avanzan junto a mí en unión inseparable, ¡sepan que estoy orando con la plena seguridad de que cada uno de ustedes, sin una sola excepción, vivirá su existencia con un juramento inquebrantable, alcanzando la felicidad y el honor más elevados! ¡Sé, sin lugar a duda, que en la vida de los que se sumen a la travesía Soka de maestro y discípulo, unidos en la lucha conjunta por el kosen-rufu, resonará un jubiloso clamor de victoria!


(Traducción del artículo publicado el 22 de setiembre de 2020 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai).

1 Tradicionalmente, en el Japón se llevan a cabo servicios recordatorios por los difuntos durante un período de siete días, que coincide con los equinoccios de otoño y de primavera. El equinoccio otoñal, que este año cayó el 22 de setiembre, es feriado nacional en el Japón.
2 Véase El comportamiento del devoto del «Sutra del loto», en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 803.
3 Seis actos difíciles y nueve actos fáciles: Comparaciones expuestas en el capítulo «La torre de los tesoros» (11.°) del Sutra del loto para enseñar a la gente lo difícil que sería abrazar y propagar el sutra en el Último Día de la Ley. Los seis actos difíciles son 1) propagar el Sutra del loto ampliamente, 2) copiarlo o hacer que alguien lo copie, 3) recitarlo aunque sea por poco tiempo, 4) enseñarlo aunque sea a una sola persona, 5) escucharlo o aceptarlo y preguntar acerca de su significado y 6) mantener la fe en él. Los nueve actos fáciles son proezas como enseñar una cantidad incalculable de sutras que no sean el Sutra del loto, atravesar un campo en llamas cargando en las espaldas un fardo de heno sin quemarse, o arrojar de un puntapié un gran sistema planetario a otra parte del universo.
4 Tres enemigos poderosos Tres clases de personas arrogantes que persiguen a los que propagan el Sutra del loto en la época malvada posterior a la muerte del Buda. Se los describe en la estrofa de veinte versos del capítulo «Aliento a la devoción» (13.o) del Sutra del loto. El gran maestro Miao-lo de la China los tipificó en tres categorías: 1) laicos arrogantes; 2) sacerdotes arrogantes; 3) falsos venerables arrogantes.
5 La apertura de los ojos, en END, pág. 297.
6 Véase Preguntas y respuestas referidas a abrazar el «Sutra del loto», en END, pág. 68.
7 Este pasaje de los escritos del gran maestro T’ien-t’ai, citado por Nichiren Daishonin en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, afirma que la asamblea sobre el Pico del Águila donde Shakyamuni predicó el Sutra del loto es eterna y prosigue sin pausa.
8 The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 135.
9 Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 25.
10 Véase Peccei, Aurelio y Daisaku Ikeda: Antes de que sea demasiado tarde, Madrid: Taurus, 1985, 2009, pág. 147.
11 Véase El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 7, pág. 136.
12 Véase Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, op. cit., pág. 78.
13 Véase El Héroe del Mundo, en END, pág. 880.